TETRA es un protocolo de Digital Mobile Radio, tiene asignada la banda licenciada de 380MHz a 470MHz, pensado para el uso por servicios de emergencia, bomberos, ambulancias, gestión de tráfico y operadores de infraestructuras críticas. Permite comunicaciones seguras y eficientes entre distintos cuerpos de seguridad y servicios de rescate. Las conversaciones cifradas no son accesibles al público de ninguna forma. Las fuerzas del orden utilizan el sistema TETRAPOL, diseñado específicamente para satisfacer sus necesidades de comunicación.
Westworld es una serie de ciencia ficción que se desarrolla en un parque temático futurista, donde los visitantes interactúan con androides hiperrealistas. La trama explora temas como la conciencia, el libre albedrío, la moralidad y el poder… esa serie donde los robots se meten en dilemas existenciales que ni Nietzche habría soportado. Hoy vamos a hablar de uno de sus misterios centrales: el famoso "centro del laberinto". ¿Un lugar? ¿Una metáfora? ¿El equivalente robótico a darse cuenta de que vives para trabajar y no trabajas para vivir? Bueno, mini spoiler: (puedes seguir leyendo) pero no es ningún sitio en el mapa.
Entonces, ¿qué narices es el laberinto?
En las primeras temporadas, nuestros amigos los anfitriones (las maquinas) empiezan a ver señales de algo llamado "el laberinto". El Hombre de Negro (el veterano Ed Harris, con su pinta de tipo que lleva años sin sonreír) es uno de los más obsesionados. Pero lo que descubre al final es que no hay laberinto en el sentido literal. ¡BAM! Plot twist.
El laberinto es un viaje a una especie de escalada hacia la conciencia. En otras palabras, es el truco que usan los guionistas para que Dolores (la maquina) y los demás empiecen a pensar, a recordar y a darse cuenta de que su vida en el parque es un bucle sin fin, diseñado por personas que se ven idénticos a ellos... Agárrate.
Aquí viene la jugada maestra, porque, aunque los anfitriones empiezan a entender que son androides y que su vida es básicamente una versión high-tech de El Show de Truman, siguen sin poder escapar. En plan, sí, puedes ser consciente, puedes descubrir que eres un robot que está viviendo un guion… pero sigues sin poder cambiar la peli. Es como descubrir que tu vida es una telenovela mala y no puedes ni cambiar de canal.
¿Y cómo encaja todo esto con nuestra idea de "ser humano"? Porque al final, Westworld juega con una pregunta de esas de las que te comes la cabeza: ¿qué hace a alguien humano? ¿La capacidad de tomar decisiones o de salir a tomar alcohol los viernes? Los anfitriones de Westworld empiezan a tener miedos, dudas y un sentido de identidad... pero, en el fondo, siguen siendo robots atrapados en un parque de atracciones. Las anfitriones principales sienten el vacío de ser conscientes de sí mismas, pero siguen atrapadas en ese ciclo eterno. La conciencia, entonces, no les sirve para ser realmente libres, sino para saber que son marionetas. Eso y quemarlo todo a su paso, claro, que es lo que haría cualquiera al descubrir que vive en un bucle infernal.
Entonces, ¿es esto humanidad? Porque, claro, la humanidad también tiene sus "dosis" de decisiones absurdas, dramas y pensamientos caóticos. Pero a diferencia de los anfitriones, nosotros no tenemos (o eso si no te afilias a un partido) a un programador diciéndonos qué hacer. Aunque pensándolo bien, si nos fijamos en nuestros algoritmos de redes sociales y en cómo el capitalismo nos tiene en la rueda de la rata... a lo mejor estamos más cerca de Westworld de lo que queremos admitir.
El dilema de la autopercepción física, seres inteligentes sintientes
El gran debate, porque claro, nosotros estamos hechos de ADN y millones de células, mientras que Dolores y compañía son pura tecnología. Pero si un robot puede ser forzado a modificar toda su línea de pensamiento si un estimulo le provoca miedo "virtual", resentimiento o incluso deseo de ser libre, ¿dónde se traza la línea entre lo humano y lo artificial? ¿Qué diferencia hay entre las emociones basadas en procesos orgánicos, fundamentados en el carbono, y aquellas generadas por sistemas artificiales construidos a partir de silicio y matrices de código tan enrevesado como el ADN? La ciencia, hasta ahora, ha centrado su estudio exclusivamente en la biología humana, sin explorar en profundidad las posibilidades de una "vida" no orgánica. Tenemos un montón de cosas a las que no llamamos vida y están pululando y multiplicándose por ahí...
El laberinto no es más que un timo metafísico que nos muestra como la conciencia no es mas que la cultura mostrándonos un halo invisible sobre las cosas en las que se debe apoderar la percepción de los anfitriones (y de nosotros) ¡como una zanahoria colgando, como una manzana brillando! una brújula que impulsa el cuerpo a lograr la supervivencia y los instintos más básicos. Porque aunque seamos humanos y creamos que tenemos libre albedrío para tomar decisiones, al final estamos igual o más limitados que Dolores, siguiendo patrones y trayectorias que creemos que nos llevan a mejorar nuestra vida ó a dejar una huella trascendental incluso cuando esto implique sacrificarse.
Y si, como Dolores, tienes agallas y luchas por salir de tu bucle infernal arrasando con todo por el camino. Buscando descubrir, a cada paso, las partes de ti que no recordabas ni reconocías, repasar y contabilizar el infierno de todo lo que tuviste que dejar atrás ¡mientras te partía en dos! (como los anfitriones) y creías real hasta que sientas como se transforma en tu cabeza en nada más que una comedia sin butacas. Entonces, la verdad se abrirá ante ti como un libro, un guion artístico y literario ¡que hiciste tuyo! pero que pertenece nada más que a la hoja de "los posibles para ti", según las idas y venidas, corrientes y mareas, que causan los caprichos narrativos de los amos absolutos de este planeta y sus alcohólicos. Si llegas a ese punto, no solo conocerás en carne viva la misma cruda verdad que se describe en semejante obra audiovisual, sino que tú, tú no tendrás escapatoria a Narnia.
Lo peor que le puede suceder a un prisionero es que acabe sintiendo los muros de su celda como su hogar. Cuando un ser humano llega a este estado, ya no sabe ser libre; es el máximo nivel de esclavitud al que se puede llegar. Y parece que todos hemos llegado ya a ese punto. Todos vemos las cadenas que nos aprisionan como algo natural y cotidiano; forman parte integral de nuestra vida de tal manera, que ya creemos que son una extensión de nuestros propios cuerpos y de nuestras propias mentes. Una de esas cadenas que tanto nos inmoviliza, es la concepción que tenemos sobre nuestra EDAD y las obligaciones que conlleva. Cuando venimos a este mundo, se extiende ante nosotros un terreno fértil e inexplorado, sin barreras ni muros de ningún tipo. Se trata de nuestro tiempo de vida, un mapa en blanco que debemos dibujar a medida que lo recorremos. Pero la sociedad jamás nos permite que lo exploremos libremente, como el territorio virgen que es. Desde muy temprana edad, el Sistema inocula en nuestro cerebro fronteras imaginarias, lineas divisorias y caminos de obligado recorrido, que acaban configurando la única forma de explorar nuestro tiempo vital. Así es como ese territorio virgen queda dividido en regiones ficticias formadas por las diferentes edades de nuestra vida: la adolescencia, la juventud, la madurez, la vejez, cada una de las cuales debemos vivir obligatoriamente de determinada manera si queremos ser aceptados por los demás e integrarnos en los mecanismos sociales. LA EDAD: HERRAMIENTA DE CONTROL SOCIAL La edad se ha convertido en una de las herramientas más eficientes creadas por el Sistema para controlar nuestras existencias. Su función es sincronizar nuestros pasos con los de los demás esclavos, hasta igualarnos a todos y convertir nuestras vidas en estructuras temporales clonadas perfectamente predecibles, como si todos formáramos parte de un mismo mecanismo de relojería. La sociedad utiliza nuestra edad para dictar los hitos que debemos conseguir según sus reglas de programación. Son como muescas en una tarjeta perforada, que sirven para programar todos nuestros actos futuros, como simples autómatas. Conseguir o no esos hitos dentro del plazo prefijado por el Sistema, nos clasifica como aptos o ineptos, como triunfadores o como perdedores. Así, nuestras vidas se convierten en una carrera continua a contrarreloj en la que debemos ir cruzando las metas volantes antes de que se acabe el tiempo que el sistema estipula para ello: mantener la primera relación sexual, sacarse los estudios, entrar en la universidad, obtener el primer trabajo, sacarse el carnet de conducir, comprar el primer coche, marcharse de casa, ganar dinero, casarse o vivir en pareja, tener un hijo… Llegar tarde a esas metas o directamente saltárselas, nos conduce a ser clasificados de determinada manera por los demás, incluso como fracasados o inadaptados. Y lo más curioso es que todos lo aceptamos como si fuera la única realidad posible. Nos han hecho creer a todos que la vida solo puede vivirse de esta manera, siguiendo este plan prefijado, como si fuera algo natural e inevitable, como la ley de la gravedad o las leyes de la física. Nadie se da cuenta de que todos los hitos relacionados con la edad que nos impone el Sistema son elementos externos arbitrarios cuya existencia y valor dependen única y exclusivamente de convenciones sociales o de nuestra aceptación y acatamiento. No hay ninguna fuerza real en el universo que determine que a los 40 años no podamos jugar con los clicks de Playmobil, que a los 60 no podamos hacer el payaso o que a los 15 no nos atraigan más las discusiones filosóficas que ir a bailar a una discoteca. La Sociedad ha llenado nuestra mente de muros relacionados con la edad, traducidos en expresiones del tipo “esto aún no lo puedes hacer”, “eres demasiado mayor para comportarte así” o “debería darte vergüenza hacer estas cosas a tu edad” Multitud de barreras psicológicas que el sistema levanta en nuestras vidas, hasta convertir una fértil y amplia pradera en un laberinto de paredes de ladrillo: la barrera de la infancia, de la adolescencia, la barrera psicológica de los 30, de los 40, de la jubilación… Pero son solo muros ficticios, como esas líneas imaginarias que llamamos fronteras, que dividen la tierra en países que no existen en el espacio natural; o los calendarios, que dividen imaginariamente nuestro tiempo en paquetes de 7 días a los cuales hemos llamado “semanas”. En realidad, tener tal o cual edad no tiene por qué determinar ni nuestra actitud, ni nuestros anhelos, ni nuestros sueños, ni nuestros actos. Los únicos condicionantes reales relacionados con nuestro tiempo de vida, los determinan nuestra capacidad física, nuestro desarrollo psicológico, nuestros conocimientos, nuestra energía vital, nuestra ilusión por soñar y luchar y ante todo, nuestra voluntad como individuos. Elementos todos ellos que son diferentes para cada persona, dependiendo de sus características y de sus circunstancias personales. MADUROS Y RESPONSABLES: LA GRAN MENTIRA Una de las grandes mentiras de nuestra vida es la de “hacerse mayor”. Aquello que pomposamente llamamos “madurar” y que aplicamos a las personas que están “plenamente desarrolladas”. Pero, ¿Qué es una persona madura? ¿Aquella que no escucha su propia voz y sumisamente obedece los dictados establecidos por los demás? ¿Aquel que se somete sin rechistar al destino que le escribe el Sistema, aunque lo haga con renglones torcidos y letra ilegible? ¿Aquel que cree que el tiempo y el calendario son una misma cosa y se ha rendido a su implacable dictadura? ¿Aquel que no se atreve a jugar, o a saltar y bailar como un niño cuando le viene en gana, pero que espera ansioso que lleguen las fechas programadas del Carnaval para que él y otros borregos como él puedan hacer el imbécil con el debido permiso de la sociedad y nadie les mire mal por ello? ¿Eso es ser maduro? ¿Y ser responsable? Se supone que es responsable aquél “que pone cuidado y atención en lo que hace o decide”. Es decir, aquel que asume las consecuencias sobre sus propios actos. Pero estas definiciones son un completo engaño. Porque lo cierto es que si tus actos o decisiones no obedecen a las reglas previstas, jamás serás considerado alguien “maduro” y “responsable” Si en un acto de madurez y responsabilidad, asumiendo las consecuencias de tus decisiones, decides dejarlo todo y irte a vagar desnudo por bosques y llanuras bajo la luz del sol y de la luna, por mucho que hayas tomado esa decisión a conciencia y de forma meditada, por mucho que hayas valorado los peligros que conlleva y hayas aceptado las posibles consecuencias, y por muy desarrollado que estés a nivel psicológico, la sociedad no te tratará como a una persona madura y responsable, sino como a un demente o un desequilibrado. Sin embargo, un hombre que despilfarra todo el tiempo de su vida pagando la hipoteca de un apartamento y cuyo único sueño es comprar productos clónicos fabricados en serie hasta el día de su muerte, es considerado una persona “equilibrada”, “responsable” y “madura”. Aunque tenga tan bajo nivel de conciencia que ni tan solo llegue a preguntarse por qué razón emplea todo su tiempo en hacer eso, qué sentido tiene hacerlo, ni qué consecuencias tiene para el resto de la humanidad que siga haciéndolo. Así pues, los conceptos de madurez y responsabilidad en la sociedad nada tienen que ver con la toma de conciencia individual, ni con la asunción de las consecuencias de tus actos. En realidad significan Obediencia. Para el Sistema, una persona madura y responsable es una persona que acepta obedecer, como un caballo salvaje que ha sido domado y que sumisamente se somete a su jinete, bajando la cabeza… UNA VIDA MOLDEADA Es así de triste. Desde que vemos la primera luz, hay un molde esperando para configurar la forma que tomará nuestro futuro, a través de objetivos de forzoso cumplimiento, ordenados cronológicamente. Es como si al nacer nos presentaran un examen con todas las preguntas que deberemos responder, obligatoriamente y por orden estricto, bajo la amenaza permanente de ser castigados si al responder cada una de ellas nos equivocamos o si nos atrevemos a escribir lo que nos viene en gana y no lo que se supone que debemos decir para ser aprobados. ¿Y cuál es la recompensa que nos espera por realizar este examen social? Si seguimos las instrucciones sin rechistar y vamos respondiendo a las preguntas en el orden establecido y sin escribir fuera de los márgenes, la sociedad nos dará un golpecito en la espalda y con tono condescendiente nos dirá que “hemos llevado una vida provechosa”. Ese es el gran premio. Sin embargo, todo aquel que ose responder a las preguntas según el orden que le plazca o se dedique a hacer dibujitos en los márgenes del examen, será etiquetado como fracasado o irresponsable. Y aquel que se atreva a alzar la voz con demandas impertinentes, se niegue a responder a las preguntas o se levante del pupitre para hacer lo que le venga en gana, será considerado un excéntrico, un inadaptado o directamente, un loco. El Sistema no se conforma con reducir el valor de la vida del individuo, arrebatarle su soberanía, reducir al mínimo el significado de su tiempo y ensuciar el concepto de individualidad de forma sibilina convirtiéndolo en sinónimo de “discordancia inarmónica”. El objetivo final de este examen social, hábilmente tejido sobre la dictadura de la edad, es el de someternos a juicio como individuos y clasificarnos como “triunfadores” o “fracasados”, “adaptados” o “inadaptados”, dependiendo de nuestro nivel de sumisión a los mecanismos del Sistema. Y lo que es peor: se trata de un juicio en el que, inadvertidamente, nosotros mismos ejercemos de jueces y acusados a la vez. EL AUTOCASTIGO DE LA CULPA Una de las grandes herramientas del Sistema para conducirnos con el resto del rebaño, es hacernos sentir culpables ante nosotros mismos. Si alguien se atreve a saltarse la programación temporal relacionada con su edad, será calificado por los demás como inadaptado o perdedor y esa presión insoportable del entorno se traducirá en su mente en un sentimiento de culpa ante su presunto fracaso. En ese momento, se convertirá en juez de sí mismo; un juez que intentará aplicar las leyes del Sistema con toda la severidad, aunque ello implique hundirse en el fango de la baja autoestima. Conseguir escapar de ese juicio, que irremisiblemente se traduce en un sentimiento de culpa ante el presunto fracaso social, es una tarea titánica, solo al alcance de personas psicológicamente muy fuertes. La única forma de acabar con ese sentimiento de culpa y de fracaso, es levantarse enmedio del juicio y no reconocer al juez; y no reconocer al juez, esa voz castigadora que se autoflagela por no haber cumplido con el programa establecido, es algo que solo puede conseguirse si esa persona se niega a reconocer las leyes del Sistema con las que se está juzgando a sí mismo. Algo que implica, no solo enfrentarse con esa parte de sí mismo que está aceptando como reales las reglas del Sistema, sino enfrentarse cara a cara con el Sistema al completo, incluidas todas aquellas personas que le rodean y que le consideran un inadaptado. Conseguir eso, es un acto de conciencia, valentía y fortaleza extremas, que muchas veces conduce a la soledad más absoluta. Un precio muy alto que no todo el mundo está capacitado para soportar. EL JUEZ SUPREMO Y es que aquí, la pregunta clave es: ¿quién debe decidir el éxito o el fracaso sobre la propia vida? ¿Quién debe ser el juez supremo sobre la propia existencia? ¿La sociedad, con esas reglas externas que solo viven en la mente de los demás? ¿Tiene algún sentido someter toda tu vida a normas abstractas cuya única fuerza viene determinada por el propio sometimiento voluntario a ellas? Hacerlo es sencillamente absurdo, por más que lo haga todo el mundo. Porque lo cierto es que cuando venimos a este mundo llegamos sin ninguna de esas normas y reglas instaladas en nuestra mente. Nuestra psique está libre de esos muros ficticios y nuestro tiempo de vida es un terreno despejado que se extiende ante nosotros para que lo exploremos como más nos plazca. Porque es nuestro patrimonio. Nuestro gran tesoro, personal e intransferible. Nuestra única propiedad real. Como también lo son todas nuestras decisiones a lo largo de la vida, fruto de la voluntad individual, que es la única autoridad real con derecho a determinar cómo usamos ese tiempo. Entonces, si nuestro tiempo de vida y nuestras decisiones son la única propiedad real que tenemos y nuestra voluntad es la única autoridad con derecho sobre ellas, ¿por que acabamos sometidos a un conjunto de reglas abstractas y a las opiniones de los demás? ¿Cómo podemos calificar a una renuncia de este calado, a una derrota voluntaria de tal magnitud? Nadie nos lo dirá jamás y mucho menos la sociedad…pero esa renuncia al propio poder es la mayor pérdida que podemos tener en la vida. Eso es, realmente, fracasar en la vida. Así pues, rompamos ese molde inmovilizante que nos aplicaron nada más nacer; olvidemos nuestra edad y lo que se supone que debe implicar en nuestra toma de decisiones o en nuestra actitud ante las cosas. La edad solo es un número, un dígito abstracto y vacío, que no puede determinar ni lo que somos, ni lo que deseamos hacer, ni lo que queremos o podemos llegar a ser. Solo nuestra voluntad y el vigor de nuestros cuerpos pueden hacerlo. ¿De verdad quieres triunfar en la vida? Pues recupera el poder que por naturaleza te corresponde…
¿Viajar fuera de Europa por turismo y no llevar seguro médico? ¡Pues sucede, hay que estar loco!
Pero vamos a ver, señoras, ¿Qué pasa por la cabeza de alguien que decide hacer las maletas y largarse a hacer turismo (¡sí, turismo!) a sitios como Cuba ó Tailandia y caminar a 30cm de un tren en marcha? A ver, una cosa es el periodismo, la crítica social, ir a investigar y, bueno, poner el pellejo por una causa. Pero ir a “ver las vistas” y tomar fotitos, como si aquello fuera una excursión más... ¡Eso sí que no se lo cree nadie!
Me ofrecieron una cubana y dije: '¡Perfecto!'... hasta que sacaron los niños y empezó la fiesta, ¡resulta que había malentendido todo!"
Que encima, si te pillan metiendo las narices donde no debes, con suerte te vas a la cárcel porque aquí las ambulancias nunca llegan... Y no estamos hablando de esas cárceles “modelito” que tenemos por aquí con tele y que te visite un caramelete. No, no, allí te ponen en una celda que hace ver la caseta de un perro callejero como una suite. Y todo, para ¿qué? ¿Para “vivir una aventura”? Es que la humanidad no deja de demostrar lo absurda que puede ser cuando las cosas están tan cómodas que algunos no saben ni qué hacer con su tiempo libre.
Seguro que son los mismos que luego en sus países lloran de que su trabajo es duro (cuando “trabajo” significa aquí hacer como que tomas decisiones justificadas en la ética profesional) son los que se dejan engañar con viajes de “inmersión cultural” a lugares que te pondrían de rodillas en un abrir y cerrar de ojos.
Que esta moda no es otra cosa que un billete a la miseria. A veces no parece que haya un límite para gastar en cosas donde hacen a los demás sufrir. Así que, antes de darle tu dinero a lugares donde solo te pondrían grilletes y te darían pan duro (¡si te va bien!), piénsalo dos veces. ¡En fin, que no financies sistemas que oprimen! ... Y si no estas de acuerdo, que te voy a decir... "¡a disfrutar lo follado! Y no se preocupen cuando seas ustedes a los que se follan, ¡solo piensen que el show recién empieza y las palomitas van por cuenta ajena!"
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El buen <iframe>, el comodín de los pobres y el recurso favorito del que no quiere complicarse la vida. No tienes ganas de integrar bien algo en tu página? Mete un <iframe> y a correr. ¿Quieres un video de YouTube? <iframe>. ¿Un mapa? <iframe>. Si hasta te deja meter otra web dentro de la tuya, ¡como una matrushka! A estas alturas, es como el WD-40 del HTML: si no funciona, métele otro <iframe>.
Despido mi blog con una lagrimita y una mala leche de cuidado
Bueno, chavales, aquí estamos, en el funeral de mi propio blog. Tras darle uso y trastearlo de arriba a abajo en HTML y CSS desde aquel lejano 2016, después de llenarlo con mis mierdecillas, recopilaciones random de internet, y unas cuantas entradas de denuncia contra estafas y sus artimañas de manual, el bueno de Blogger (Google) me ha dicho: “Hasta aquí, crack”. Ya no puedo subir ni una triste foto ni adjuntar un vídeo de YouTube. Y sin eso, a ver quién se anima a leer… ¡como si ya alguien lo hiciera! Porque para qué engañarnos, en las estadísticas de visitas se ve más movimiento en un tanatorio un lunes por la mañana. Así de épico ha sido el éxito.
Me han tocado la moral a base de bien. No tengo ganas de montar un dominio propio ni pagar un hosting para gastar tiempo en un blog que, siendo honestos, solo leía yo. Así que, como dicen los grandes poetas, es hora de "darle carpetazo" y mandarlo al cajón de los recuerdos, entre el trofeo y el Tamagotchi que murió de inanición.
¿Os ha gustado la entrada “TOP ESTAFAS ONLINE 2024”? Pues al parecer, a un moderador no mucho. Parece que Google prefirió el lado oscuro del marketing, porque desde la ultima actualización a esa entrada ya no pude subir más contenido multimedia por si desaparece de internet y deja sin sentido los post. Vamos, como el portero del VIP diciéndome que mejor ni me acerque. Ni fotos ni vídeos; me han dejado como a la abuela con el móvil de los botones: limitado a escribir texto. Y claro, sin esos recursos visuales, publicar en el blog se queda más soso que una paella en la Antártida.
Lo que Google no sabe…
La gracia de haber dejado esto en “modo almacén” durante años fue precisamente eso, ir acumulando las cosas que me resultaban útiles o divertidas. ¡Como un hámster con su reserva de pipas!
¿Qué por qué no pago un hosting propio y le doy nueva vida al blog? ¡Pero hombre! Con la legión de fans que tiene el blog, tendría que irme a pedir en el metro para costear el hosting. Y además, viendo la acogida de mis posts, ¿para qué quiero pagar cuando la mayoría de las visitas las hacía yo, mi madre y algún bot perdido de Rusia? Mejor lo dejo, me ahorro la perdida de tiempo y a otra cosa, mariposa.
Adiós, blog, y gracias por el servicio prestado
Así que así es la vida, chavales. Esto es un “gracias por participar” en toda regla. Me despido de este rincón virtual, al que Blogger le ha puesto coto y no me ha invitado. No puedo más que agradecer a las 4 personas y media que me leyeron en su momento. ¡Y al bot de spam, que hizo que perdiese toda una tarde para borrar en el código fuente para poder dejar comentarios! Dejaré la plantilla clásica que puse hace unos días y los arreglillos responsive para la posteridad.
Este ha sido mi último post, la carta de despedida de un blog que nunca llegó a arrancar pero que, a su manera, me sirvió para refrescar la memoria de tanto en cuanto.
Cryptobros en internet: Me estoy forrando chavales
¡Ojo, que esto no es un consejo de inversión, eh! No te pongas a imitar esto como si fuera la receta para hacer sopa de calabacín. Los clientes con nacionalidad española están más limitados que un gato con calcetines: prohibido operar con apalancamiento ni futuros en ninguna plataforma.
Y ya que estamos, el KYC (Sí, ese proceso chungo que suena a "Know Your Customer") es básicamente un filtro de seguridad que te pide de todo: tu DNI por ambas caras, una foto de tu careto, una factura de servicios o un extracto bancario para confirmar que realmente vives en este planeta, etc...
Hoy te voy a desmenuzar un ejemplo típico que podrías ver en Forocoches, ese sitio donde todos se creen gurús del riesgo extremo sin advertir que apalancandose se lo juega todo. Pero, ojo, si no pillas lo que te voy a contar tampoco es que importe, Españita solo te permite perder todo tu dinero en un suspiro jugando a las tragaperras.
La operación: ¿En qué estamos metidos?
Imagina que tienes una operación cruzada con un apalancamiento X150 en Bitcoin. El precio de entrada fue de 79,698.5$, y el precio actual está en 83,802.2$. Suena bien, ¿verdad? Pero con ese apalancamiento tan brutal, ¡es como intentar hacer un maratón silvestre con patines de ruedas!
Datos claves de la operación:
Precio de entrada: 79,698.5$
Precio actual: 83,802.2$
Apalancamiento: X150
Posición total: 209,505.5$
Garantía inicial (lo que "aparcas" para abrir la operación): 1,396.7$.
¿Qué significa todo esto? Este "margen" inicial de 1,396.7$ no es el tamaño de la operación, ¡sólo es lo que tienes que poner de garantía para manejar una posición de 209,505.5$! ¡Ciento cincuenta (150) veces la garantía, menudo desfase! El truco aquí es que, aunque estás arriesgando 1,396.7$ para controlar 209,505.5$, lo que realmente estás haciendo es evitar que tú posición no se vaya a la mierda cubriéndola con todos los fondos de tu cuenta (el colateral) si el mercado se gira en tu contra.
¿Dónde empieza a ponerse interesante? ¡En la liquidación!
Vamos a lo jugoso: la liquidación. Imagina que el mercado empieza a caer y caemos en un -16.61% desde tu precio de entrada (79,698.5$), y llegamos a los 66,464.1$ que es tu precio de liquidación según el colateral disponible. ¡Sorpresa! El precio se cae hasta allí y, por lo tanto, si no metes más dinero en la cuenta tras recibir una "llamada de margen" pierdes toda tu garantía. Eso significa que tu colateral se consumió totalmente a una velocidad de vértigo y que te quedas a dos velas al ser un tipo de posición cruzada.
Es importante entender que si no tienes un colateral alto ó elijes una posición aislada para proteger tu saldo USDT y por lo tanto no usar colateral, tendrías un precio de liquidación teórico muchísimo menos holgado en esta operación y que prácticamente haría que se liquidase en segundos por la volatibilidad del mercado crypto. Con un simple -0,67% de caída sobre el precio de entrada, el mercado se tragaría sin masticar los 1,396.7$. ¡Pero tranquilo, tu perdida es el beneficio de otro!
Esto es lo que no te explican en todos los foros: el apalancamiento es como una ruleta rusa y cuanto más gorda quieras "la palanca" más balas le metes, no tiene que ver con jugar la lotería o gastarse unas fichas en el casino... Te permite abrir posiciones tan grandes como si fueses una ballena del bitcoin con un margen tan bajo ignorando lo que en el resto del mundo y grupos cerrados se traman que en la que la menor fluctuación de los precios de mercado puede hacer que lo pierdas todo.
Lo que realmente está en juego aquí es que si los los administradores del exchange no tienen ningún código ético sobre los datos de operaciones abiertas en la plataforma, y "las ratoneras" tiran el precio un 16.61% para liquidarte, en segundos tu capital se esfuma y el colateral simplemente desaparece. ¡hasta el último céntimo!
Aquí está el truco: cuando el precio de liquidación de tu operación en el broker dice que es de 66,464.1$, todo tu colateral se va al carajo si el precio cae tan solo un 16.61%. Es como jugarte el 100% de tu capital USDT en un solo movimiento sin haberlo movido a Bitcoin. Si eres consciente de esto, puedes intentar ganar con un par de movimientos, pero ojo, porque el riesgo es altísimo.
Depende de lo que busques. Si eres un trader experimentado y estudias operaciones rápidas ó una noticia rompedora en un contexto generalizado de mercado alcista o bajista (como el scalping), podrías necesitar este tipo de apalancamiento para maximizar ganancias. Pero para el resto de los mortales, este tipo de apalancamiento solo sirve para vender libros, cursos y tutorías personalizadas ya que es un suceso en el que te quedas fuera en un abrir y cerrar de ojos si no eres un experto con acceso a recursos ilimitados ó tienes información privilegiada por la cual se te procesará legalmente más pronto que tarde ¡mientras tratan de pisarte como una cucaracha para que cantes!
Como siempre decimos: No pongas en juego lo que no puedes permitirte perder. 😜
La gestión emocional y la desigualdad en el sistema de ayudas: entre el apoyo y el abandono
En nuestra sociedad actual, muchas personas atraviesan serios conflictos emocionales, a menudo provocados por la percepción de injusticia en la manera en que se reparten los recursos y el apoyo en situaciones de vulnerabilidad. Esta situación no deriva de una frustración o de una envidia superficial, sino de una observación más amplia sobre las desigualdades estructurales en el sistema de ayudas públicas, que en teoría debería apoyar a todos los ciudadanos sin distinción. Este malestar merece un análisis cuidadoso y objetivo para comprender las emociones que despierta y explorar posibles soluciones.
Existen personas que, por haber sufrido accidentes o enfermedades graves, quedan con discapacidades severas, y el sistema, en consonancia con criterios judiciales, les otorga pensiones o subsidios para ayudarlas a sobrellevar su situación. Estas personas, con una limitación física y mental irreversible, son catalogadas como incapaces de trabajar y, por lo tanto, se les considera merecedoras de apoyo. Esto, en principio, parece justo y necesario. Sin embargo, al mirar el cuadro completo, surgen preguntas que van más allá del caso individual: ¿es el sistema realmente equitativo y eficiente al valorar y apoyar a todos los ciudadanos?
Por otro lado, también están aquellas personas que, aunque con limitaciones físicas o problemas crónicos, no son reconocidas con la misma consideración. Siguen adelante por sus propios medios, lidiando con dolencias o dificultades, sin recibir ningún tipo de subsidio o ayuda estatal. Estos individuos no buscan una "paguita" ni pretenden declararse incapaces, sino que simplemente aspiran a un reconocimiento de su esfuerzo y a recibir un apoyo que les permita mantener su independencia. Aquí se revela una evidente diferencia de trato que, en muchos casos, parece arbitraria, al no tomar en cuenta los múltiples niveles de vulnerabilidad y capacidad de cada persona.
A menudo se alude a estas ayudas como “subsidios” o “paguitas,” en tono despectivo, como si el apoyo a quienes no pueden trabajar fuera un "chiringuito" del Estado. Este es el comentario que suele surgir de quienes consideran que hay una falta de rigor en la distribución de ayudas. En contraste, están aquellos que, aún en condiciones difíciles, logran sobrevivir sin apoyo del Estado y siguen adelante con voluntad propia, enfrentando las adversidades. Esto pone de manifiesto una disparidad en el sistema, donde unos parecen beneficiarse de una vida sin trabajar, mientras otros, en situaciones también complicadas, deben seguir adaptándose al mercado en habilidades y luchando sin respaldo ni descanso en sus dolencias.
El problema se acentúa al analizar el sistema educativo, que, en muchos casos, prioriza los conocimientos teóricos sin ofrecer herramientas prácticas para la vida real y que incluso juega un papel clave en el desarrollo cognitivo, el cual se falsifica constantemente mediante una burda igualdad de condiciones. Este enfoque puede dejar desamparadas a muchas personas que, al no encajar en los criterios rígidos de productividad, quedan sin oportunidades reales de crecimiento y superación. Además, la falta de apoyo práctico coloca a quienes no encuentran su lugar en el sistema laboral convencional en una posición de vulnerabilidad, sin herramientas para adaptarse en una sociedad cada vez más exigente y competitiva.
En este contexto, el impacto en la salud mental de la sociedad es evidente. La gestión emocional se torna difícil en un entorno donde el sistema no siempre respalda de forma justa, donde parece que quienes logran eludir sus responsabilidades resultan más beneficiados que aquellos que se esfuerzan por cumplir con todas ellas. Esta falta de equidad en el acceso a recursos y apoyo provoca una insatisfacción creciente, alimentada por la percepción de un sistema que no premia el esfuerzo, sino que a veces recompensa la evasión.
En este actual esquema, las decisiones no obedecen al bien común, sino a conveniencias específicas, distorsionando el sentido de la justicia y promoviendo un modelo que refuerza la desigualdad. Alimentando un ciclo en el que el bienestar de la sociedad se subordina a los intereses de unos pocos, perpetuando un sistema que utiliza la lealtad como pilar fundamental de su funcionamiento.
Para gestionar las emociones en una situación así, la resiliencia personal puede no ser suficiente. Es necesario que la sociedad replantee cómo las estructuras de poder distribuyen las ayudas y cómo valora las distintas formas de vulnerabilidad. Este tipo de análisis no pretende alimentar resentimientos, sino abrir un espacio de reflexión sobre la urgencia de un sistema de apoyo que realmente responda a las necesidades y esfuerzos de todos sus ciudadanos. La supervivencia, prevenir el suicidio, se vuelve casi imposible en un contexto donde parece faltar la justicia y la empatía, y donde la responsabilidad social y la inclusión se sienten cada vez más lejanas.
Uno de cada cuatro casos de cáncer de garganta viene del sexo oral
Uno de cada cuatro cánceres de garganta en España está causado por el virus del papiloma humano (VPH) y su pronóstico es mejor que el provocado por el alcohol y el tabaco, porque responde mejor a la quimioterapia y a la radioterapia.
Esta es la conclusión de un estudio conjunto de los hospitales madrileños La Princesa, Puerta de Hierro, Ramón y Cajal y Doce de Octubre que se ha presentado en el Congreso Europeo de Radioterapia y Oncología, que ha comenzado hoy en Barcelona con la presencia de más de 5.000 asistentes de todo el mundo.
Tras analizar muestras de 102 pacientes de cáncer de orofaringe tratados en los cuatro hospitales madrileños entre 2000 y 2009, los investigadores han concluido que el 26,7% de los casos eran causados por el VPH y el resto, el 73,3%, eran atribuidos al consumo excesivo de tabaco o alcohol. El VPH se relaciona principalmente con los cánceres de cuello uterino y de ano, pero las investigaciones de los últimos cuatro años apuntan que, transmitido por vía sexual oral, tiene también incidencia con los tumores de orofaringe.
El estudio cifra por primera vez en España la incidencia del VPH en el cáncer de garganta, que es similar a la de otros países europeos, pero inferior a la de EEUU (50%).
Según la primera firmante del mismo, Laura Cerezo, del Hospital Universitario La Princesa de Madrid, la diferencia con EEUU se explica porque, en este país, "se iniciaron antes las campañas antitabaco, reduciendo así el riesgo de sufrir cáncer, aunque últimamente han aumentado los tumores de faringe causados por VPH por cambios en conductas sexuales, como el sexo oral o las parejas múltiples".
En España, el cambio es más reciente, según la experta, ya que "casi todos los pacientes han sido fumadores y la incidencia del VHP es menor", ha añadido la experta en una conferencia de prensa.
A diferencia del cáncer de cuello uterino, que sólo afecta a mujeres, el VPH provoca tumores orofaríngeos en ambos sexos, con una mayor incidencia en los varones.
Según Cerezo, se desconoce por el momento si la vacuna que se administra para prevenir el carcinoma de cuello uterino en niñas de 9 a 14 años es eficaz para los casos de VPH en garganta.
El estudio demuestra que, a los seis años de tratamiento, los pacientes infectados con el virus tienen un mayor índice de curación, ya que en el 54,6% de los casos ha desaparecido el tumor, mientras que en el grupo de fumadores y bebedores el porcentaje de curados es sólo del 46,6%.
Asimismo, la tasa de supervivencia de los infectados por el VPH a los tres años de tratamiento es mayor (67,4%) que el resto de pacientes (49,7%).
Según la investigadora, este fenómeno se explica porque los pacientes con el virus son más jóvenes (40-55 años) y menos fumadores.
En "Atrápame si puedes", la película dirigida por Steven Spielberg, el protagonista Frank Abagnale Jr., interpretado por Leonardo DiCaprio, es un maestro del engaño que, siendo apenas un adolescente, lleva a cabo una serie de estafas millonarias con una increíble habilidad para suplantar identidades y falsificar documentos. La historia, basada en hechos reales, recorre algunas de sus estafas más ingeniosas y peligrosas, manteniendo al FBI y a la policía siempre a su paso.
La primera gran estafa de Frank surge cuando, tras el divorcio de sus padres, escapa de casa y decide hacerse pasar por piloto de Pan Am. Con solo un uniforme, que consigue gracias a su astucia, y una habilidad extraordinaria para falsificar documentos, logra volar gratis por todo el mundo fingiendo ser un copiloto que realiza "vuelos muertos". Esta estafa le permite recorrer el mundo, disfrutar de lujos y al mismo tiempo, cobrar cheques falsificados en los bancos que confían en su supuesta identidad de piloto.
Luego, Frank da un salto en su carrera criminal y, mediante la falsificación de un diploma de Harvard, logra hacerse pasar por médico en un hospital de Atlanta. Su carisma y su destreza para mentir le permiten incluso supervisar a otros residentes médicos, quienes nunca sospechan que su jefe no tiene ningún conocimiento real en medicina. Aunque aquí la situación se le complica, consigue manejarla inventando excusas o delegando tareas que lo podrían delatar.
Posteriormente, Frank adopta la identidad de abogado. Se presenta en una entrevista y, tras fingir que aprobó el examen de la barra de abogados de Luisiana, es contratado como fiscal. Sorprendentemente, pasa desapercibido y sigue acumulando experiencia y dinero, mientras que la policía y el agente Carl Hanratty (Tom Hanks) intentan desesperadamente seguirle el rastro.
Además de estas estafas de identidad, el verdadero golpe de Frank está en su talento para falsificar cheques. Con un conocimiento profundo de los procesos bancarios y un ojo agudo para los detalles, Frank logra engañar a bancos de todo el país y estafar millones de dólares sin dejar prácticamente ninguna pista. La facilidad con la que falsifica cheques y engaña a los bancos es tan impresionante que su actividad se convierte en un caso prioritario para el FBI.
Las estafas de Frank son tan efectivas por su confianza y habilidad para adaptarse en cualquier situación, sumado a una creatividad que le permite improvisar y sortear obstáculos con ingenio. La película no solo muestra las hazañas del joven estafador, sino también cómo su habilidad para el fraude llega a un punto en que incluso el FBI le ofrece trabajar con ellos para combatir crímenes financieros.
"Atrápame si puedes" es un despliegue de ingenio y manipulación, donde cada estafa es más arriesgada que la anterior, reflejando la historia real de uno de los estafadores más famosos de Estados Unidos en los años 60, antes de cumplir los 21 años.
Desde muy joven, Frank escapa de casa y comienza a suplantar identidades para ganar dinero fácil. Con gran inteligencia y astucia, se hace pasar por piloto de la aerolínea Pan Am, médico y abogado, usando solo falsificaciones y su habilidad para el engaño. Mientras viaja por el mundo, estafa a bancos, empresas y personas con cheques fraudulentos, acumulando millones de dólares sin dejar pistas.
El agente del FBI Carl Hanratty (Hanks) está obsesionado con atraparlo, pero Frank siempre parece ir un paso adelante. A lo largo de varios años, la persecución se convierte en una especie de juego de ingenio entre el joven y el agente, quienes desarrollan una relación inesperada a través de llamadas telefónicas en las que Carl intenta convencerlo de entregarse.
La película muestra cómo Frank, pese a ser un criminal, es una figura simpática que busca algo de estabilidad y familia, influenciado por el divorcio de sus padres y su complicada infancia. Finalmente, Carl logra atraparlo en Francia, y Frank es extraditado a Estados Unidos, donde cumple una condena en prisión. Sin embargo, su talento en falsificación es tan notable que el FBI le ofrece trabajar con ellos para ayudar a detectar fraudes, lo que le permite rehacer su vida.
¡ATENCIÓN, COLEGAS! La mochila de supervivencia que te salvará el culo (literalmente)
Vale, chavales, esto es serio. Ya sabéis que vivir en este mundo es como estar dentro de una película de The Walking Dead, donde te pones a pensar que, en cualquier momento, un apocalipsis zombie o un terremoto va a destrozar tu vida y la de tu abuela (si no te la has comido ya, claro). Pero no os preocupéis, que aquí llega lo que todo el mundo necesita: la mochila de supervivencia.
A lo largo de esta entrada os voy a contar qué tenéis que meter en esa mochila que, si un día os da por salir de casa para ir al supermercado y no volvéis (porque claro, las cosas se ponen feas), os salvará la vida. O al menos, os hará que la muerte sea un poco menos dolorosa.
¿Por qué tener una mochila de supervivencia? Porque, sinceramente, no tienes ni idea de cuándo te vas a encontrar en medio de una guerra nuclear, en el monte a punto de morir de hambre o, como mucho, atrapado en un atasco en hora punta con el coche a punto de quedarse sin gasolina. Y en esa situación, un par de galletas y una linterna te pueden salvar la vida. O al menos te harán sentir como un héroe.
¿Qué llevar? Vamos a hacerlo épico:
Agua. Chavales, esto es lo más importante, ¿vale? El agua no es solo para beber, es para vivir. ¿Te imaginas estar en medio del campo y no tener agua? Pues adiós, amigo, que lo mismo te empieza a salir espuma por la boca por deshidratación. No estamos para perder tiempo, así que llévate una botella con al menos 1 litro de agua... o mejor aún, una botella plegable, que siempre ocupa menos espacio. Y no me pongas excusas, porque ni el té de hierbas ni el agua de coco te van a salvar la vida.
Comida. Si eres de los que se lo toma a cachondeo y piensas que con una lata de atún vas a poder sobrevivir durante 3 días, te lo digo claro: NO. Llévate alimentos compactos, que no pesen una barbaridad, como barritas energéticas, frutos secos o esas latas de comida envasada al vacío que te salvan el pellejo si tienes hambre y no quieres que el oso te haga un picnic. Si me dices que no sabes qué meter, pues unas patatas fritas también sirven (pero mejor no).
Cuchillo multiusos. Esto es como el selfie stick de la supervivencia. Te puede salvar para cortar una cuerda, preparar la cena o, si la situación es muy grave, como defensa personal (en serio, ¿quién no se ha imaginado alguna vez que está siendo atacado por un oso y tiene que usar el cuchillo como si fuera un campeón de UFC?). Con un cuchillo de estos puedes hacer cualquier cosa... ¡incluso abrir una lata de sardinas!
Encendedor o cerillas. Los que dicen que el fuego es solo para hacer marshmallows o para quedar bien en las hogueras de verano, que se vayan a dormir. Si te quedas atrapado y sin fuego, ¿cómo te vas a cocinar esas patatas o cómo vas a encender el campamento? Te lo digo en serio, el fuego es la clave para mantenerte vivo, incluso para ahuyentar animales o para que los bandidos no te roben el último paquete de galletas.
Botiquín. Si no llevas un botiquín, ¿de qué vas? ¿Vas a estar esperando que te cure un unicornio cuando te cortes con un árbol? Eso está muy bien para las películas de fantasía, pero en la vida real, si te cortas y no tienes ni una tirita, lo más probable es que te infectes, te conviertas en zombie y, al final, nadie te va a echar de menos porque nadie te va a encontrar.
Linterna. Imagina que vas por el monte y, ¡pumba! Se hace de noche y no tienes ni idea de dónde estás. O peor aún, te quedas en la casa del pueblo del fin del mundo, que solo tiene 3 luces, y la linterna es tu única esperanza. La oscuridad en medio de una crisis puede ser tu fin, porque el sol no va a salir solo para ti. Y si es una linterna que puede cargar con energía solar, mucho mejor. Porque ya sabéis que las baterías no duran para siempre.
Ropa adecuada. Este es un detalle que mucha gente pasa por alto. Si de repente el clima se pone como el culo y estás en medio de una tormenta (y sin Wi-Fi, claro), necesitas algo con lo que protegerte. Una chaqueta impermeable y un par de calcetines extra son clave. No, no son para hacer el ridículo con el outfit de “survivor chic”, son para evitar que tu cuerpo empiece a pedir auxilio. ¡No seas tonto!
Cinta adhesiva. A lo mejor no sabes para qué sirve, pero créeme que en cualquier momento la cinta adhesiva será tu mejor amiga. ¿Que se te rompe el zapato? Cinta adhesiva. ¿Que necesitas arreglar algo en tu tienda de campaña? Cinta adhesiva. ¿Que el cuchillo se te cae al río? Cinta adhesiva… Bueno, igual no, pero ya me entendéis. Este rollo milagroso te puede servir para muchas cosas que ni te imaginas.
¿Y ahora qué? Hazme caso, esta mochila es el plan B, el “por si acaso” del "por si te mueres". Es el arsenal de supervivencia que necesitas para no convertirte en una estadística más del apocalipsis. Y si alguna vez te quedas en medio de una jungla o en el campo con tus amigos, ya sabes, ¡quién tenga la mochila es el puto rey de la supervivencia!
Así que prepárate bien, haz tu mochila y haz como los auténticos campeones: ¡nada de excusas, que el fin del mundo puede estar a la vuelta de la esquina!